“Recuerdo el tiempo en que el valor de las empresas de mi padre era muy módico” evoca Patrick, el hijo más joven de Carlos Slim Helú.
Era al inicio de la década de los 80 y México se encontraba
sumergido en una enorme crisis financiera. Slim reunía a sus tres hijos
adolescentes en el salón de la casa familiar y les daba lecciones de
economía, les presentaba una lista escrita a mano con ejemplos de cómo
una compañía aseguradora mexicana vendía a precios más bajos que una
empresa similar estadounidense, o comparaba la drástica devaluación de
los fabricantes mexicanos de dulces y cigarrillos frente a los
fabricantes europeos.
Lee: Las 5 claves para que México por fin crezca, según Slim .
“Fue hace mucho tiempo, pero recuerdo muy bien cómo nos enseñaba desde chicos estas cosas” afirma Patrick.
Para Slim, que había sido profesor de matemáticas, no se trataba de un ejercicio académico, quería inculcar a sus hijos la misma lección que aprendió de su padre (un inmigrante libanés que inició su periplo adquiriendo bienes raíces en Ciudad de México durante la revolución de 1910): Aunque México tenga sus altibajos, nunca dejes de tomarlo en cuenta. Pero Slim no solo enseña, también compraba. Gastó 55 millones de dólares (mdd) en una aseguradora, consiguió participaciones en Sanborns e invirtió en una cadena hotelera.
tomado de: http://sfsdjfhskhfksdhfkshdgfjksd
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